Día a día estamos expuestos a cantidad de información
manipulada, invadidos por la publicidad y sumidos en un mundo que vacila entre
la realidad y la ficción.
¿Qué diría la gente si se les informara de que
programas como Gran Hermano o myhyv son
una farsa; que las noticias están manipuladas por las entidades más poderosas
en beneficio propio; o que nuestros datos en la red son procesados por multitud
de máquinas para estudiar de qué manera persuadirnos?
La mayoría no lo creerían o no querrían creerlo. La
parrilla televisiva se ha convertido en un espectáculo, un teatro que trata de
instalarse en nuestras mentes como una realidad propiciada por la
insatisfacción generalizada de nuestras propias vidas.
Vivimos en un mundo impulsado por el capitalismo, donde
la publicidad se halla inherente a nuestras vidas. Un mundo totalmente
idealizado y manipulado que se escapa a nuestra consciencia y supera nuestra
racionalidad.
Junto con las nuevas tecnologías y sus avances van
progresivamente apareciendo nuevos métodos para atomizar a la sociedad. Conocen
nuestras debilidades, nuestros temores y nuestros gustos, a partir de los
cuales estudian intensamente nuevas formas para persuadir a una sociedad que se
encuentra en plena crisis ética y moral.
Quizás sea el momento de replantearse el modo en que
se está desarrollando nuestra sociedad. Adquirir una capacidad más crítica y
ser conscientes de que los límites entre la realidad y la ficción son fácilmente
franqueables en un mundo cada vez mas dependiente de los medios y las nuevas tecnologías.
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